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50 razones para continuar sembrando semillas de fe en el barrio de Nervión... Así podríamos definir lo que ha supuesto para el seno de esta Hermandad la celebración del Cincuentenario fundacional con la salida extraordinaria del Santísimo Cristo de la Sed. Fue, sencillamente, una jornada imborrable y que pasará con letras de oro a los anales de nuestra historia.

Multitud de sevillanos y visitantes no quisieron faltar a esta cita en la que todos descubrieron no sólo la unción del crucificado del por siempre recordado Luis Álvarez Duarte, sino la ilusión, el empuje y el amor que emana de cada uno de los corazones de los más de 4.000 hermanos que conforman nuestra nómina. 

Fue también una oda hacia todos aquellos que ya no están y que dieron su vida el nacimiento y crecimiento de la Hermandad de Nervión. Por eso, cuando a las 19.17 horas el Santísimo Cristo de la Sed bajaba la rampa de la Parroquia de la Concepción Inmaculada sonó "Requiem" en las cornetas y tambores de la Banda de Nuestra Señora del Rosario de Cádiz, que entregó todo su espíritu para añadir un ingrediente tan importante como es la música en una celebración de esta envergadura (56 marchas interpretarían durante todo el recorrido).

No menos emociante fue cuando un Cristo de la Sed, sin corona ni potencias, pisaba el suelo santo del Hospital de San Juan de Dios para bendecir a todos los enfermos que allí aguardaban su presencia. Una alfombra de sal abría el pórtico a este trocito de cielo en la tierra de Nervión.

Y de allí a recorrer las calles de un barrio entregado, en pleno fervorín de emociones y con balcones y calles adornadas para esta extraordinaria ocasión. Así anduvo, siempre acompañado por la multitud, hasta llegar a uno de los puntos centrales del recorrido que rememoraba el de aquel último Viernes de Dolores de 1978. El Santísimo Cristo de la Sed regresó a la vieja cárcel provincial de Sevilla. Un momento que quedará guardado eternamente y que aprieta aún más si cabe los lazos de unión existentes entre nuestra cofradía y la dirección de prisiones.

Pero había que regresar a casa. Y qué mejor manera de hacerlo que recorriendo las calles más añejas de nuestro barrio, por delante de esas casas en las que viven tantos de nuestros hermanos y la zona en la que vertemos nuestra fe y experiencias cofrades bajo las paredes de nuestra casa hermandad. A las 01.45 horas, el Cristo de la Sed encaraba la rampa de los anhelos al son racheado de nuestros genuinos costaleros de Nervión que comanda el equipo de capataces de nuestro hermano Ricardo Almansa. Y para entrar... "Señor de Nervión", como muestra de cariño y eterno agradecimiento a todos aquellos que presenciaron este ya histórico 28 de septiembre y, por supuesto, a todos aquellos que con su ilusión, empuje y amor lo hicieron posible.

 

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