Paso de Palio

Historia
El viernes 28 de mayo de 1971, se presentó el proyecto del paso de palio según el diseño de Antonio J. Dubé de Luque.
El miércoles 22 de marzo de 1972, el paso de la Virgen fue bendecido por Don Manuel Calero Gutiérrez.
La primera salida de la Virgen de Consolación data el Viernes de Dolores de 1972, haciéndolo en un paso con orfebrería de los hermanos Celis, llevando en la delantera una pequeña imagen de la Virgen de la Consolación, regalo de la hermandad de dicho nombre de Utrera, realizada por el taller Viuda de M. Villarreal. El palio era de terciopelo azul liso, y sus flecos, por testimonio oral, sabemos que procedían de la Hermandad de las Siete Palabras, del palio de terciopelo rojo que estrenó en 1958 y que en esa fecha ya había sido sustituido por el de plata que sacó hasta 1996. Para su segunda salida, en 1973, fueron novedad los candelabros de cola, de los hermanos Celis. En 1974 se estrenaron dos tandas de candelería realizadas Jesús Domínguez, llevando unos candelabros de cola cedidos por la Hermandad de la Esperanza de Triana. Al año siguiente se completó la candelería realizada por el orfebre Jesús Domínguez Vázquez y en 1977 se estrenó la gloria del palio, que representaba a la Inmaculada, pintada por Antonio González Sugyo. Con ese aspecto procesionó por vez primera a la Catedral en 1979.
Incorporó candelabros de cola en 1980, de José Manuel Ramos de Rivas. En 1983 estrena dos candeleros para velas rizadas grandes, respiraderos de Villarreal y bambalina frontal, en malla de oro, diseñadas por Antonio Joaquín Dubé de Luque y realizadas por Ignacio Escobar. En 1984, las laterales de Escobar y la primera fase del techo, de Esperanza Elena Caro. En 1985, cartelas de plata de José Zabala y bordados para los respiraderos de Elena Caro, así como escudo bordado para el faldón delantero de Manuel de los Cobos. Se completan los bordados de los respiraderos en 1986 así como el techo de palio, realizándose ambas obras en el taller de Sobrinos de Esperanza Elena Caro. La peana es de Manuel de los Ríos Navarro y los galones de los faldones, de Sobrinos de Caro, se estrenan en 1987. La candelería de Manuel de los Ríos, la nueva toca de José Manuel Paleteiro Bellerín y borlas para el palio son de 1988. El nuevo llamador, de Ríos y donado por la Familia Puerto, se estrena en 1993, mientras que en 1998 se platean y restauran los varales, jarras y candelabros de cola, proceso que se repite en 2003 con los varales, por Orfebrería Delgado López.
El deseo de mejorar la concepción artística del paso hizo que se estudiasen varios proyectos hasta que al fin el 15 de octubre de 2008 se aprobó el diseño del nuevo juego de bambalinas, obra de Rafael Guerra, que se estrenaron el Miércoles Santo de 2012, bordadas por Rosario Bernardino, con elementos de orfebrería de Fernando Marmolejo Hernández, jarras laterales de Jesús Domínguez y violeteras de Hermanos Celis.
DESCRIPCIÓN DE LAS ANDAS


En la delantera del paso hay seis jarritas con flores, en el centro de las cuales está el llamador, y tras él una miniatura de la imagen de la misma advocación, Patrona de Utrera.
Tiene un total de noventa y ocho piezas la candelería del paso, además de otros dos candeleros que van junto a la imagen. De todas ellas, dieciséis llevan velas rizadas y se distribuyen del siguiente modo: ocho pequeñas en la delantera; otras dos medianas en la segunda tanda detrás del primer varal, dos en la quinta tanda en el interior del segundo varal; otras dos grandes en el centro de la primera; y las dos ya aludidas tras la imagen, a ambos lados de la misma. Los candeleros se distribuyen en ocho tandas cada una de las cuales tiene el siguiente número de candeleros: 24 primeras, 22 segundas, 14 terceras, 10 cuartas, 10 quintas, 8 sextas y 8 marías, siendo sus tamaños uniformes en cada una de ellas, aunque no lo sea el de las velas que van colocados en ellas, que suelen ser de tamaño creciente conforme más al centro de cada uno de los dos lados de la candelería. De modo que la del centro de cada uno de ellos es de mayor tamaño, aunque también las ha utilizado de altura uniforme en cada tanda.
Los entrevarales llevan cuatro jarras, la primera mediana y las restantes grandes, y el basamento del candelabro de cola, que incorpora dos angelitos sin alas y una barca, elemento éste presente en el Escudo de la Hermandad. El candelabro tiene once brazos que finalizan en guardabrisas con coronillas.
La peana ocupa una posición central en las andas, yendo la Virgen algo retrasada, aunque su cabeza, al ir inclinada hacia delante, se sitúa en el centro geométrico del paso.




Los respiraderos constan de un moldurón de donde a modo de guirnaldas colgantes se combinan malla y orfebrería, llevando maniguetas finalizadas en borlas. En el frontal una gran cartela representa a la Eucaristía adorada por dos ángeles enmarcado todo en un pabellón a cuyos lados hay dos racimos de uvas, en alusión al carácter eucarístico de la corporación. Los medallones del moldurón representan el canto del Magnificat, ilustrado con escenas en alto relieve del Antiguo Testamento: la Visitación, David tocando el arpa, la Anunciación, la Virgen del Apocalipsis, el Nacimiento de Jesús, la zarza de Moisés, la parábola del hijo pródigo, el agua brotando de la roca al toque de Moisés, la torre de Babel, la elección y unción de David por Samuel, Lázaro en la Gloria y Epulón condenado, el paso del mar Rojo y Abraham.















Las bambalinas están inspiradas en el estilo regionalista que impera en el edificio de su sede, la parroquia de la Concepción Inmaculada, la cual fue levantada en los años veinte del pasado siglo por el arquitecto Antonio Arévalo y en cuya decoración colaboró el célebre y recordado orfebre Cayetano González. El conjunto está concebido con la idea de representar el cielo que todos esperamos, la Jerusalén Celestial, el consuelo de los cristianos que, junto al agua tomada como elemento vivificador, alude a las que se en el Apocalipsis como recuerdo a la advocación del Crucificado titular.
Así, la bambalina frontal queda rematada por una corona sin imperiales y la representación de la paloma como símbolo del Espíritu Santo el cual vuela sobre una gran cartela que muestra una variación de la heráldica de la corporación en la que figura la barca de San Pedro, como emblema de la Iglesia, cuyo mástil y vela son, respectivamente, la cruz y el anagrama de María. La significación de todo ello tiene un marcado carácter mariano, queriendo representar con esto que la figura matriarcal de María es la vela de la nave de la Iglesia la cual toma el impulso del viento que desprenden las alas de la paloma, Espíritu Santo, quien la cubre y protege con su sombra. María es la estrella que nos guía hasta el puerto de la tierra prometida. La pequeña imagen de la Virgen, Inmaculada Concepción, figura con los brazos cruzados sobre el pecho como llena de la Gracia de Dios y es una obra de Fernando Aguado en madera policromada y estofada. El reverso de esta bambalina lleva otra cartela, esta vez de terciopelo de seda celeste, en el que campea la leyenda “Ecce filius tuus. Ecce Mater tua. Ioan 19, 25-27”, éste es tu hijo, ésta es tu Madre, tomada del Evangelio de San Juan que refiere el momento en que Cristo desde el Árbol Santo de la Cruz proclama a María como Madre de todos los hombres representados por el discípulo amado.

La trasera se remata, al igual que la delantera por idéntica presea, mostrando otra cartela y tres blasones que sintetizan la reciente pero fecunda historia de la hermandad con el escudo episcopal del cardenal Eustaquio Ilundain y Esteban, impulsor de la creación de la parroquia y de la Sacramental fusionada en 1972 con esta de La Sed en el lado izquierdo, el del cardenal José María Bueno Monreal por ser quien erigió la hermandad en 1969 en el derecho y en el centro la granada de la Orden de San Juan de Dios por ser su fundador titular de la corporación. Igualmente, el otro titular como es San Juan Evangelista, figura representado por la figura de un águila que sostiene una pluma en sus garras en clara alusión a su iconografía. En el reverso de la pieza se aprecia otra cartela de las mismas características donde se lee “Consolamini Popule Meus. Isaiah 40, 1”, consolad a mi pueblo, del Libro de Isaías.
Las laterales se rematan por una fuente de cristal, que simbolizan las de agua viva que apagan la sed espiritual de los hombres que se describen en el Apocalipsis, y muestran en el centro de cada paño, igual que los que llevan en los costados la delantera y trasera, un ramillete de siete azucenas que brota de la concha bautismal.
Los varales tienen basamento cuadrangular, cuatro tramos, divididos por triples nudetes, el central más grueso, teniendo un grueso nudete múltiple de separación entre el segundo y tercer tramo. Finaliza en perillas, y cuelgan de él cordones con borlas. Mide el paso 4,49 metros de largo y 2,46 de ancho.
.


