Querido amigo :
Cómo empezar esta carta tan difícil, la verdad es que tenia ganas de hablar contigo desde hace ya tiempo pues ando algo triste, en mi Hermandad no te veo? todo es ajetreo y enfados, no te veo apenas por allí. Cuando me paro a analizar el fondo de todo esto me causa aún más pena saber que todo proviene de pequeñeces, cosas tontas que son solucionables y no como los verdaderos problemones que otros hermanos nuestros tienen como: los miles de niños que mueren cada día de hambre, los que vienen en las pateras y fallecen en el mar, los ancianos abandonados, los que no tienen trabajo y no pueden alimentar a sus familias, los que han caído en la droga, y todos los olvidados que sólo Tú conoces. Ya sé que esto que te digo es lo de siempre, pero Tú nos enseñaste que no debíamos ser inmunes al dolor del hermano y que como buenos samaritanos atendiéramos a los que sufren y no que nos peleáramos por ver si llevo razón o no en mi opinión sobre el modo de montar un altar de cultos o llevar las cuentas de la hermandad.
Como ves son asuntos de fácil arreglo pero que nos traen sumidos en gran preocupación, en la tristeza, y esto no creo que sea muy cristiano, es verdad que nos refugiamos en decir que somos débiles y humanos y caemos en estas divisiones pero entonces dónde quedas Tú, dónde te colocamos? o es que solamente te queremos de ¨madera¨ para limpiarte el polvo y sacarte en procesión? yo sé que no, nosotros sabemos que no, Tú mi Señor de la Sed eres mucho más que una bella imagen y tu sed recobra ahora especial significado en este tiempo que comenzamos de Cuaresma. Si que tienes sed, pero de nuestro ser más íntimo, de que empecemos a ir a verte más y pasar aunque sea a saludarte en la iglesia, pues que amigos no se ven al menos de vez en cuando, así, escuchándote, tu Palabra nos transformará y todo se mirará desde ti, sí, ya cada uno será un buen-hermano-cristiano, capaz de perder su tiempo por los otros? eres un idealista eso no se puede hacer en la realidad, en la Hermandad, me dirán, como voy a amar a ese punto, yo no puedo, me dirá más de uno, y es verdad no puede porque en nuestras solas fuerzas no está, necesitamos al Jesús de la Sed que tan poco conocemos, ya es hora que no nos escondamos y todos a la voz de nuestro Señor como capataz que nos llama demostremos que podemos levantar la Hermandad y llevarla adelante como ¨hermanos¨. Es verdad que muchos momentos de incertidumbre vendrán pero entonces iremos a ella, a Maria, ella sabe como consolar y también conoció la turbación de su corazón ante el anuncio del ángel, pero aceptó y dijo Sí y nosotros debemos hacer un sí pese a no entender en ocasiones y tirar para adelante.
Como ves amigo Jesús otro año más se avecinan los sonidos de las trompetas y el crujir de los pasos, otro año más? sólo eso? no, no puede ser que viva esto tan cotidianamente, tu estás ahí subido en ese madero y yo me propongo esta cuaresma algo atrevido, BAJARTE de ese tormento y llevarte a mi casa, a mi casa Hermandad, cuidarte y quererte, que bonito verdad, pero esto que te escribo lo voy a hacer de verdad. Iré a bajarte de tanta soledad en los ancianos del barrio, visitaré a tantos crucificados vivos que están postrados enfermos en sus casas, limpiaré la sangre de los «sucios cristos» indigentes del barrio de y quitaré la corona de espinas de tanto necesitado que con solo una caja de leche mía estaría pasando menos necesidad, también buscaré a esos que se olvidaron de Ti y te llevaré Vivo en mí a ellos y les diré: mirad mi casa de Hermandad está llena porque ha venido a visitarnos el Señor Jesús y te espera porque tiene Sed de ti hermano.
Pero querido amigo antes de despedirme querría decirte, no todo es malo en mi casa Hermandad, y eso es así porque sé un secreto tuyo, como esto sé que sólo lo leerás Tú te lo recuerdo, el secreto es: que pese a como nos portamos en muchas ocasiones Tú de vez en cuando sin que nadie te vea, te bajas de tu cruz en la parroquia y vienes a ver a la gente de la Hermandad, lo haces disfrazado para que no te conozcan, pero yo si que sé como reconocerte, eres el pobre que llama y pide algo que comer, eres la madre que viene con un problema económico en casa, eres el niño que necesita ayuda en las tareas de estudio, eres la persona deficiente que necesita ayuda amorosa y paciente, eres la abuelita que viene a charlar porque está sola, eres el hermano que no tiene dinero para pagar las cuotas y quiere seguir siendo de la hermandad, eres el que viene?
Bueno, esta carta toca a su fin y quisiera hacer un propósito, mi Semana Santa de 2008 no será otra más, mi querido Miércoles Santo tan soñado, este año no será uno más, lo he decidido, cogeré mi agenda y haré hueco, que digo hueco, pondré lo primero todas esas oportunidades que Tú me vas a regalar de encontrarme contigo, comenzando por ponerme lo de la Ceniza el miércoles 6 de febrero, que hace años que no lo hago, y acercándome a verte en la parroquia todos los días de los cultos de la Hermandad, así conocer otros hermanos y crear nuevos lazos con ellos, ir a la Función, al Besapiés, incluso quien sabe, si me tomo en serio esto de verdad, me pondré en paz Contigo y me reconciliaré en el confesionario con tu amor. Decididamente este año cuando me ponga el antifaz y vaya camino de la parroquia al encuentro con mi amigo Jesús de la Sed el Miércoles Santo, llevaré mi gotita de agua para aliviarle, pues tendré el corazón lleno de nombres de personas a las que ayudé, me habré sentido querido y amado en la confesión, me habré alimentado de su Cuerpo Vivo en la Eucaristía que me fortalece inmensamente, me iré acordando de todos los que el Señor de la Sed me dio en la vida y ya no están conmigo aquí pues viven con Él en su Hermandad del cielo, me alegraré de tantos hermanos que voy a ver en la parroquia y que son MIS HERMANOS, a los que conozco por ir a mi hermandad y vivir esta cuaresma y el resto del año con ellos.
Me despido sin antes decirte querido amigo Jesús, gracias porque sabias que soy débil y me presentaste a María, tu madre, ella si que supo cautivarme y mostrarme tu verdadero rostro de disfraz en los hermanos, ella me dio la mano y me Consoló en mi tristeza de dolor y me dijo que fuera valiente y volviera a verte y si me ayudaba te escribiera esta carta, pero ahora tengo que despedirme y no te diré hasta pronto o dentro de un tiempo, no, pues Maria a quedado en recogerme hoy y llevarme a Comer Contigo, de Ti, en la Eucaristía, en la Vida, en los Hermanos pobres y enfermos, y vivir en alegría por ser HERMANO DE LA SED, CRISTIANO DE JESÚS, HIJO DE DIOS.
Recibe un fuerte abrazo de tu amigo:
Nicodemo.