Intenso día, el que se vivió ayer en nuestra hermandad, aún no eran las siete de la tarde cuando un revuelo de niños empezaba a llegar a nuestra Parroquia con caras de ilusión, el Viernes de Dolores para los más pequeños de nuestra cofradía les marca el final de la espera, el comienzo de una Semana Santa, cuyo pistoletazo de salida se da este día con la entrega de los cirios que D.m. el próximo Miércoles Santo, alumbrarán los primeros tramos de nuestra Cofradía, la cara de los más pequeños en la tarde de ayer, era similar a la de la ilusionante mañana del día seis de enero, cuando sus
Majestades los Reyes Magos de Oriente les han visitado y les ha dejado el mejor de los regalos; ayer los más pequeños hermanos de la Sed de Cristo, también tenían su regalo, el que más ilusión les hacía, desde ayer los pequeños de nuestra cofradía ya tienen su regalo, ya tienen su cirio, desde ayer Viernes de Dolores para ellos ya es Miércoles Santo, ahora toca ver el cirio en casa, junto a su túnica, antifaz y capa, y soñar con esa salida, soñar con ese momento en el que nuestro Diputado Mayor de Gobierno anuncie el comienzo de la Estación de Penitencia, con esas palabras, que son todo un ritual: «Diputado de Cruz de Guía, abre la puerta; comienza nuestra estación de penitencia»
Una vez finalizada la entrega de los cirios a los niños, que abarrotaba la Parroquia, daba comienzo la Misa de ocho de la tarde, y que en cumplimiento de nuestras Reglas, está destinada a retiro de salida, preparatorio del Miércoles Santo, al ofertorio de la Misa, se le imponían a un centenar de nuevos hermanos la cruz de la hermandad y se les hacía entrega de nuestras Reglas para que todos sean responsables en el cumplimiento de las mismas. Cientos de hermanos se congregaron en la misa de retiro de salida. Tras la misma se organizó el cortejo del viacrucis, en el que la Cruz parroquial antecedía a un centenar de cirios que acompañaban las andas del Santísimo Cristo de la Sed, este año, lucía la nueva corona de espinas, que la cuadrilla de hermanos costaleros de nuestra hermandad, le ha regalado, y que ha sido realizada en acacia por el imaginero José Antonio Navarro Arteaga y las potencias que realizase el orfebre Fernando Marmolejo Hernández, bajo diseño de su padre Fernando Marmolejo Camargo.
El acto se desarrolló con la solemnidad de costumbre, el viacrucis del Santísimo Cristo de la Sed, transporta a nuestra hermandad, a esas tardes de viernes de dolores en los que la cofradía, aún sin capirotes ni capa blanca, hacían estación de penitencia por las calles de nuestro barrio y visitaban la antigua cárcel provincial y el sanatorio de los hermanos de San Juan de Dios, el viacrucis del Santísimo Cristo de la Sed, es un momento de total intimidad y cercanía de los hermanos con el Santísimo Cristo, que recorre las calles de nuestro barrio no para que calmemos su Sed, sino para calmar la nuestra, Cristo, sufrió por todos nosotros una Sed agónica en la cruz, y lo hizo para redimirnos del pecado para salvarnos y acercarnos el reino de los cielos, Cristo se hizo obediente, hasta la muerte, como rezan Las Coplas al Santísimo Cristo de la Sed; la cercanía al Señor durante el viacrucis, nos proporciona un momento idóneo para la oración, y la reflexión,
tan necesaria en nuestras vidas.
Una vez el cortejo hizo entrada en la Parroquia, que esperaba repleta de hermanos y con la única luz de los candelabros de guardabrisa del dorado paso que tallase Guzmán Bejarano, las andas del Santísimo Cristo de la Sed se situaron a los pies del paso, lugar en el que se leyó una décimo quinta estación, La Resurrección, Cristo había vencido a la muerte y una muerte de cruz, tras la oración y la reflexión, la talla del Santísimo Cristo de la Sed comenzó a elevarse para ser situada por nuestro grupo de priostía sobre el paso, arriba era nuestro mayordomo segundo; don Andrés Izquierdo, quien tuvo el privilegio de guiar al crucificado hasta encajarlo en el cajillo de su paso procesional mientras de fondo el Agnus Dei, de Samuel Barber nos llevaba a la oración y la reflexión, la Imagen del Santísimo Cristo de la Sed con su hiriente corona de espinas, que no representa otra cosa que nuestros pecados, por los que el Hijo de Dios fue crucificado, y sus potencias, signo de la divinidad de Cristo muestra absoluta de su resurrección se elevaba sobre nuestras cabezas, para ser entronizado en su majestuoso paso procesional, y que demos testimonio de la Resurrección del Señor y es que los hermanos de la Sed, creemos en la Resurrección de Jesucristo, porque Cristo ha vencido a la muerte y lo ha hecho para dar Consuelo y calmar la Sed de todos, Cristo por su Resurrección venció a la muerte para darnos el Reino de los Cielos.