«Porque en esto es verdadero el dicho:
Uno es el que siembra, y otro es el que siega.»
– Jn 4:37
Fue El, no pudo ser otro y es que cuando el Señor llega a tu casa y ante su infinita presencia, solo podemos decir gracias, solo debemos luego seguir su camino, sus pasos y caminar por la senda que nos indica.
Día gris de 1965, un miércoles 27 de Enero (fotografía de esta semana), donde el viejo reloj nos indica que son un poco mas de las cinco y diez minutos de la tarde. Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Nuestra Señora del Mayor Dolor y Traspaso, permanecieron unas horas en la Parroquia de la Concepción Inmaculada, camino del centro misional de Santa Teresa.
Fue El y no otro, solo Él, quien dejó en el barrio, en la parroquia, las semillas de un fruto que cuatro años mas tarde fructificaría bajo el nombre de “Hermandad del Santísimo Cristo de la Sed”