Hermandad de la Sed

La Fotografía de la Semana-Nazarenos del Viernes del Dolores

Hemos hablado ya en anterior «Fotografía de la semana», de antiguos Viernes de Dolores, de aquellos Viernes donde el barrio entero se volcaba con su Cofradía, con su Parroquia, con sus Benditos Titulares y que siempre estaba al lado de nuestro querido D. Manuel Calero (q.e.p.d).

-D. Manuel, que sabio fue usted cuando le dijo al Cardenal D. José María Bueno Monreal aquello de «Como Vuestra Eminencia nos dijo la última vez en el Seminario, los sacerdotes estamos para servir al pueblo de Dios y darle lo que pidan. A mí, el Barrio, me pide una cofradía«-.

No vemos en la fotografía de hoy (24-3-1972), a ninguno de nuestros Sagrados Titulares, hoy vemos a unos pequeños Nazarenos sin capa, sin escudos, sin capirotes, pero si con la túnica, un cordón anudado en el lado izquierdo, antifaz y cirios negros al cinto, tramos con «carácter serio» como bien gustaba a D. Manuel Calero; Nazarenos del primer tramo de Cristo, tras la atenta mirada del Diputado de Tramo, diputado que seguía las ordenes del Diputado Mayor de Gobierno, D. José Rodríguez Lechuga; Nazarenos tras la Cruz de Guía; Nazarenos de los 204 (hermanos todos ellos) que formaron el cortejo, divididos en seis tramos, tres en cada paso (la cuadrilla de costaleros estaba dirigida por los capataces D. Manuel Adame Torres y Máximo Castillo Lagares y junto a estos, la componían 76 costaleros, 4 contraguías, 2 aguadores y 3 pertigueros); Nazarenos que recorrieron las calles Padre Coloma, Beatriz de Suabia, Eduardo Dato, Sanatorio de Jesús del Gran Poder, Marqués del Nervión, Alejandro Collantes, Mariano Benlliure, Prisión Provincial, Andrés Bernáldez, Padre Pedro Ayala, Padre Coloma y Parroquia de la Concepción; Nazarenos que hoy pueden decir que ellos fueron los primeros que pudieron escuchar por primera vez y tras el paso de Santa María de Consolación, a la Banda de Música perteneciente a la Brigada de Tropas de Socorro número 40 de la Cruz Roja Española.

Nazarenos que hoy son padres de familia, amigos, vecinos. Ellos mejor que nadie saben por lo que ha pasado nuestra hermandad; momentos inolvidables, momentos para olvidar y tenemos que estar agradecidos a ellos porque han luchado por lo que siempre han creído, su Hermandad, nuestra Hermandad. Ellos nos han mostrado sus vivencias, su amor por el Santísimo Cristo de la Sed y Santa María de Consolación y ahora la juventud, esa que se implica cada vez más en la Hermandad, recoge el testigo.

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