Hermanos, nuestra Bendita Madre ya se encuentra en el vestíbulo del Hospital de San Juan Dios, para la veneración de todos, especialmente enfermos, familiares y la comunidad de dicha Orden.
El Prior de la Orden ha recibido con estas emotivas palabras a Santa María de Consolación:
¡Reina y Madre nuestra!
¡Causa de nuestra Alegría!
¡Consuelo de los que sufren!
Nuestra Señora, la siempre Entera (que decía San Juan de Dios)…
-Sed bienvenida nuevamente a esta, tu casa.
A este lugar de encuentro donde se funden el dolor y el amor. El sufrimiento y la caridad cristiana.
Bien sabéis, Señora, que en esta Institución Hospitalaria, siempre se os espera, se os implora, se os quiere con un corazón humilde y a la vez agradecido.
Hoy, en esta mañana de septiembre, nuestros corazones vibran al contemplarte tan cerca.
Tus hijos, los Hermanos de San Juan de Dios, las Hermanas Carmelitas, los trabajadores, voluntarios y amigos de este Hospital, te salimos al encuentro con devoción y ternura. Y si el gozo nos inunda, oh Madre, imagínate el de esos hermanos y hermanas nuestros que sufren en sus cuerpos la limitación, el dolor, el temor, la caducidad de la vida. Fíjate en ellos Señora, cómo estos hijos tuyos, desde su pobreza, levantan hasta ti sus húmedos ojos implorando tu Consuelo y Protección.
¡Señora de los que sufren! ¡Aurora de la mañana! ¡Consuelo de los que lloran! Enfermera de Nervión, alivia los sinsabores que la enfermedad nos deja, socorre los deterioros que limitan nuestros cuerpos y acompaña los momentos de angustias y soledades. Y a la hora más definitiva de nuestra existencia, condúcenos a Jesús.
Bienvenida seáis, María Santísima de Consolación y Madre de la Iglesia.
Queremos ser como aquel «loco de Granada» que en su mente te tenía de la mañana a la noche. San Juan de Dios se apoyaba en tu mediación materna, dando sentido a su vida y encomendando a sus pobres.
«Estaba María junto a la Cruz de Jesús» nos dice el Evangelio de Juan, y así quiso estar también el bendito Juan de Dios, cerca de los crucificados de su tiempo: los enfermos, los pobres, los huérfanos, los ancianos, los locos, las prostitutas, los mendigos… Esa fue su opción de vida ¡bien lo sabes tú, Señora! Y esta queremos también que sea la nuestra, las de todos tus hijos hospitalarios.
¡Que alegría que ésta, tu Hermandad, sea también Hospitalaria como recoge su nombre!
Señora y Madre Nuestra, en nombre de todos cuantos formamos la plantilla de esta Casa, te imploro con humildad que, en este día glorioso, no dejes de visitar a los más atribulados. A todos esos hermanos y hermanas nuestros que se hallan hospitalizados en la segunda planta y que, por si precaria saluda, no pueden estar aquí para recibirte. Escucha las súplicas que te dirigen confiando en tu Consuelo.
«Dios te salve, Reina y Madre…»
Recordamos que a las 19:30 h. de la tarde el Hno. P. D. Luis Valero, en el vestíbulo introducirá a los hermanos «el sentido de una Hermandad Hospitalaria», en el que además nos explicará los proyectos en los que se encuentra ahora mismo la Orden y sobre los que necesitan colaboración.
A las 20:30 horas, comenzará el Rosario Público por las calles de Nervión y Ciudad Jardín, visitándose de modo excepcional la Parroquia de la Milagrosa. Recorrido: Marqués del Nervión, Juan de Juanes, Cardenal Lluch, Juan de Padilla, Avenida de Ciudad Jardín, Parroquia de la Milagrosa, Avda. de Ciudad Jardín, Francisco Buendía, Cardenal Rodrigo de Castro, Juan de Cromberger, Alonso Cano, Varela de Salamanca, Alfonso XI, Arzobispo Salcedo, Almotamid, Espinosa de los Monteros, Marqués de Pickman, Padre Pedro Ayala y Cristo de la Sed.
La entrada de Santa María, en la Parroquia de la Concepción Inmaculada, tendrá lugar sobre las 22:30 horas aproximadamente.