Hermandad de la Sed

La Ilusión de un Miércoles Santo.

Si echamos la vista atrás, y recordamos los duros momentos que vivimos el pasado Miércoles Santo, revolotearían por nuestra mente las palabras del hermano mayor cuando indicaban que la no salida de nuestra cofradía, no hacía más que marcar el comienzo de muchos Miércoles Santos que se viven en la hermandad cada día del año, y que desde ese momento empezábamos a preparar el próximo… estas palabras que podrían parecer, quizás típicas, o incluso de fondo de armario, para salir al paso de una situación complicada, a la que a ninguno nos gustaría enfrentarnos nunca, se llenan de significado en días como los de hoy.

Claro está que el Miércoles Santo sólo es un día en el año, pero si comparamos la ilusión, la devoción, la fe, la fraternidad que en días como hoy se viven en nuestra hermandad, podríamos decir que no andaría muy lejos de lo que cada Miércoles Santo se vive en nuestro barrio.

Desde tempranas horas de la tarde los más pequeños acudían a la hermandad, para en un taller de flores de papel, preparar su ofrenda a la Virgen, a su Virgen de Consolación Madre de la Iglesia que hoy bajaba de su altar sólo para ellos, aunque era mucho mayor la emoción que se veía en los padres que acompañaban a los niños, padres que ponían en las manos de lo más preciado de su casa, su Esperanza, su Consuelo y su Fe. Tras dos horas de trabajo en nuestra casa Almacén, las flores de papel quedaban listas, y todos se dirigían diligentes a la Parroquia, porque había que llevárselas a la Santísima Virgen, en cada flor, un mensaje, un nombre, un sueño, una petición, una gratitud, en cada flor una vida… Y así todos llenaron la Parroquia, nuestra inmensa casa de la Concepción Inmaculada, se veía repleto de los más pequeños de nuestro barrio para rodear a la que es sin lugar a dudas la más bella flor.

Santa María de Consolación Madre de la Iglesia, esperaba a los pies del altar de la Virgen de los Reyes la llegada de los niños de su hermandad, de sus niños, vestía saya realizada con el vestido de torear de Miguel Baez «El Litri» y manto celeste bordado, colores de María Auxiliadora, cuya comunidad visitará el próximo martes día 24, con motivo de su Rosario Público.

Una vez los más pequeños tomaron asiento, la Virgen fue trasladada hasta el Altar Mayor de la Parroquia, mientras tres pequeños rezaban por la megafonia, El Magnifica.

Una vez en el Altar Mayor poco a poco, los niños con sus flores, acompañados de sus padres que portaban una vela, iban dejando  sus ofrendas a los pies de la Virgen.

Hoy la Santísima Virgen de Consolación, ha sido más aún Consoladora de los afligidos, y por supuesto Auxilio de los Cristianos, así lo dictaban los corazones de los más pequeños.

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